Hasta hace un año y medio, no había coto de caza posible, el Sevilla era una máquina maravillosamente engrasada que funcionaba a la perfección, debido sobretodo a la excepcional plantilla con la que contaba el club y en una menor medida a la magistral forma de llevarlo de Juande Ramos que se limitaba a poner a los mejores hombres para cada partido.

Durante ese tiempo era periodo de veda y los pocos cazadores que se aventuraban eran furtivos que de una manera desalmada y buscando simplemente hacer sangre disparaban a ciegas y asi les iba, realizaban críticas exacerbadas y fuera de tono intentando crear opinión negativa sobre lo que era la perfección hecha fútbol.

Eran tan solo unos cuantos furtivos con afan de protagonismo que actuaban tanto en los corrillos sevillistas como en algún que otro medio de comunicación televisivo, radiofónico y sobretodo en algún que otro portal de Internet cuya inquina hacia el Sevilla no le dejaba ver mas allá de la punta de su nariz.

Hace ya casi 1 año y medio, el entrenador que nos llevaba decidió de manera rastrera y cobarde abandonar la nave de forma precipitada y como el dueño del coto no le dejó al exhibir públicamente una clausula de renovación de contrato del Coto que el entrenador tenía firmada, se propuso que lo echaran del coto y que además que le pagaran el alquiler del mismo.

El dueño del coto, que los tiene bien puestos, le dijo que si se quería ir ya sabía donde estaba la puerta pero que de echarlo nada, que los contratos son para cumplirlos y que allí se quedaba salvo que de forma unilateral decidiera irse y éste, tiró de lo fácil.

Alertó a los cazadores de patos que llevaban ya casi 1 lustro limpiando las escopetas y volviéndolas a guardar y éstos como vampiros sedientos de sangre comenzaron a disparar a las moscas a cañonazos.

Pasó lo que pasó y el traidor se largó.

En estas apareció un joven al que llevaban preparando desde hacia unos años y que había demostrado de forma sobrada su amor por aquel coto aunque podría parecer que no estuviera sobradamente preparado y los furtivos cazadores de patos se constituyeron en tropa y entendieron que quedaba inaugurada la temporada de patos.

En un principio, el joven demostró arrojo y personalidad y en algunos momentos se atisbó su falta de experiencia pero sacó adelante y con una gran nota el trabajo que se le había encomendado.

Durante ese tiempo los cazadores de patos no dejaban de disparar y, como son altamente cobardes y sabían de la posición de poder del dueño de la finca, lo hicieron sobre el recién llegado que demostró saber mas de fútbol que de diplomacia y de trato con los cazadores de patos y estos dejaron la imagen del joven cara al público bastante tocada.

En el periodo entre una temporada y otra, al joven le quitaron 3 de las mejores armas que tenían y le trajeron otras 3 a prueba para que él las afinara de puntería y eficacia, con lo cual le restaron potencial y la tropa furtiva mientras tanto especulaba con la sustitución del joven por otros igual de jóvenes que habían tenido un año exitoso en la temporada anterior, cosa que como logicamente ayudaba mas bien poco al joven entrenador.

Tras 1 mes probando las armas, demostró que podían ser tan efectivas como las que se habían vendido y comenzó la temporada de conejos, esa que todos los que realmente aman al Sevilla estaban deseando.

Comenzó con algo de dudas pero los resultados eran espectaculares, no se sabía muy bien como pero todos los fines de semana acababa con toda la caza en su zurrón, no lo hacía de forma espectacular, no giraba su arma alrededor de su índice 4 o 5 vueltas antes de disparar, simplemente la sacaba cuando tenía que disparar y ¡¡¡ PUM !!! pieza para el zurrón.

Lógicamente a los cazadores de patos no les sentó demasiado bien aquello y ponían las pegas mas absurdas habidas y por haber, que si no era estético en las formas, que si se había perdido esa manera de desenfundar, .......... y que si la abuela fuma.

Tonterías.

El tío era un máquina y sus armas tan letales como antaño.

Pero de pronto empezaron a averiarsele armas y los cazadores de patos al ver que el resultado no era el de 1 mes antes dispararon con todas sus fuerzas ya que sabían que la única forma de echar al joven y que se resintiera el dueño del coto era aprovechar esa oportunidad que el destino le habían dado.

Tanto el dueño como el joven hicieron piña y con lo que le quedó siguió sacando la cacería adelante como pudo mientras sus enemigos echaban las baterías a la calle sabiendo que si dejaban escapar esa oportunidad posiblemente no hubiera otra.

Y empezaron a repararle las armas y las volvió a poner a punto y en esas estamos, recuperando armamento y lo mas importante BIEN colocado en el escalafón de cazadores.

Hoy en Getafe tenemos una de las últimas oportunidades de ver al joven enfrentarse con tan solo la mitad de sus armas a una caceria de conejos de las mas desagradables, seran conejos que no corran zigzagueando por el campo intentando el cara a cara sino que como los últimos fines de semana estrán agazapados intentando que el cazador joven se aburra, baje la guardia y poder escapar con la victoria de su vida.

Hoy, los cazadores de patos saben que es la última oportunidad que tienen de echar del cortijo al cazador de conejos y si hubiera suerte al dueño del coto, ojala le vaya bien al joven y a partir de la próxima semana CON LA MAYORÍA DE SUS ARMAS A PUNTO, tendremos tiempo de ver si es o no es un magnífico cazador.

Suerte Manolo. Tu suerte es la nuestra (y por ende la mía).

Posdata: El portero de ellos también es PATO. Traetelo en zurrón, Manolo.

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